domingo, 4 de septiembre de 2016
Libertad de ser
La verdadera libertad es ser lo que realmente se es. Esta libertad está siempre presente, siendo eterna e inmutable. No puede ser realmente reprimida, por lo que cuando no se es consciente de Ella, simplemente hay que dejar de imaginar lo que jamás podría ser. Las ilusorias imaginaciones duales parecen superponerse sobre la verdad y ocultarla, pero eso jamás puede ocurrir realmente. Las imaginaciones surgen del deseo de jugar a ser lo que jamás podríamos ser. Renunciar a ese deseo, disuelve las imaginaciones y permite el reconocimiento de lo que siempre es. Al soltarse las imaginaciones sobre hipotéticos pasados, presentes y futuros, sucede el darse cuenta del verdadero Presente, del Ahora o Momento desnudo: lo que siempre ES. Hay prácticas espirituales que apoyan este reconocimiento. Finalmente, incluso esas prácticas serán superadas (aunque sólo después de haberse usado diligentemente), pues en último término son ilusorias (aunque temporalmente necesarias en un aparente tiempo que realmente no existe), ya que la verdad no puede ser realmente nublada. La verdadera libertad no puede ser realmente reprimida. El Ser ya ES. Y Eso es lo único que hay, y la única Libertad. Al soltar las imaginaciones, se revela que nada existe sino ESTO. Infinita plenitud. Sosiego profundísimo, inagotable. ¡Bendita Libertad!
martes, 23 de agosto de 2016
Destello de paz infinita
Un destello infinito no es realmente un destello, sino infinito. En tal "estado natural" no hay necesidad de palabras, ni es algo descriptible con palabras. Es lo eterno y definitivo, lo único existente, más allá de cualquier conceptualización. Por eso se dijo lo que se dijo, tan brevemente, en el primer post de este blog: Destello infinito de paz.
Sin embargo, las palabras y los símbolos siguen siendo útiles potencialmente para quienes creen ser individuos separados del estado natural (potencialmente útiles para una única cosa: experimentar el "despertar", que es la última de las ilusiones, y así reconocer "nuevamente" la Verdad, la cual en realidad nunca ha dejado de ser conocida por Sí Misma). Así que hablemos un poco de los destellos.
Destello de paz infinita...
Destello para aquel que todavía se aferra a la dualidad. Pero este destello, esta paz ilimitada, lo llena todo, semejante a ese otro destello llamado presente, que es exactamente lo mismo que la paz infinita. Lo mismo que lo eterno. Nos referimos al verdadero presente, y no a lo que tú llamas presente. El verdadero instante presente no es un instante (temporal y limitado) sino que es la totalidad, la plenitud, la intemporalidad, la eternidad. Todo. Nada. Nuevamente Todo.
La única pura y auténtica felicidad, sin fin.
El presente es el punto donde se sale del tiempo. Desde el verdadero presente brota el desapego por el pasado, por el futuro e incluso por el así llamado presente.
¿Quién puede intuir adónde apuntan estas palabras (ilusorias como todas las palabras)? ¿Acaso podrías intuirlo tú, quien dice experimentar no-dualidad o dualidad?
Puedes perderlo todo, excepto lo único que tiene valor, lo esencial: llámalo tu ser, o el presente, el Momento desnudo, la paz interior incondicional, el ES. Puede que te parezca que te arrebatan tus posesiones, tus "tesoros" o "ídolos" ilusorios, pero nunca nada ni nadie podrá arrebatarte el instante presente, y si descansas en él con desapego, la paz interior que siempre lo acompaña. Nada puede privarte del presente, de la paz, porque es lo que eres, y no puedes dejar de ser lo que eres.
Eres lo eterno. Eternamente ilimitado, pleno e inmutable, tal cual verdaderamente eres.
El presente puro, desnudo, es eterno; es lo único verdadero; ES. No importa la palabra (presente, ahora, Ser, Parabrahman, no-dualidad, paz eterna, conciencia pura, existencia pura, Momento desnudo, intemporalidad...), sino lo que ES. ¿Adónde se apunta con la palabra? ¿Qué se ve cuando se mira a través del aparentemente fugaz ojo del instante presente? Las palabras no pueden describirlo. Ni tú puedes experimentarlo (el ES está cuando tú —el yo individual— no estás; y en realidad tú nunca estás; y el ES siempre ES). Tú no puedes experimentarlo, pero el presente (el ES) puede contemplarse a Sí Mismo.
De hecho, no hace otra cosa eternamente. Ni existe ninguna otra posibilidad.
Es imposible que lo que ES pueda renunciar a ser lo que ES.
La eternidad es inmutable.
Sin embargo, las palabras y los símbolos siguen siendo útiles potencialmente para quienes creen ser individuos separados del estado natural (potencialmente útiles para una única cosa: experimentar el "despertar", que es la última de las ilusiones, y así reconocer "nuevamente" la Verdad, la cual en realidad nunca ha dejado de ser conocida por Sí Misma). Así que hablemos un poco de los destellos.
Destello de paz infinita...
Destello para aquel que todavía se aferra a la dualidad. Pero este destello, esta paz ilimitada, lo llena todo, semejante a ese otro destello llamado presente, que es exactamente lo mismo que la paz infinita. Lo mismo que lo eterno. Nos referimos al verdadero presente, y no a lo que tú llamas presente. El verdadero instante presente no es un instante (temporal y limitado) sino que es la totalidad, la plenitud, la intemporalidad, la eternidad. Todo. Nada. Nuevamente Todo.
La única pura y auténtica felicidad, sin fin.
El presente es el punto donde se sale del tiempo. Desde el verdadero presente brota el desapego por el pasado, por el futuro e incluso por el así llamado presente.
¿Quién puede intuir adónde apuntan estas palabras (ilusorias como todas las palabras)? ¿Acaso podrías intuirlo tú, quien dice experimentar no-dualidad o dualidad?
Puedes perderlo todo, excepto lo único que tiene valor, lo esencial: llámalo tu ser, o el presente, el Momento desnudo, la paz interior incondicional, el ES. Puede que te parezca que te arrebatan tus posesiones, tus "tesoros" o "ídolos" ilusorios, pero nunca nada ni nadie podrá arrebatarte el instante presente, y si descansas en él con desapego, la paz interior que siempre lo acompaña. Nada puede privarte del presente, de la paz, porque es lo que eres, y no puedes dejar de ser lo que eres.
Eres lo eterno. Eternamente ilimitado, pleno e inmutable, tal cual verdaderamente eres.
El presente puro, desnudo, es eterno; es lo único verdadero; ES. No importa la palabra (presente, ahora, Ser, Parabrahman, no-dualidad, paz eterna, conciencia pura, existencia pura, Momento desnudo, intemporalidad...), sino lo que ES. ¿Adónde se apunta con la palabra? ¿Qué se ve cuando se mira a través del aparentemente fugaz ojo del instante presente? Las palabras no pueden describirlo. Ni tú puedes experimentarlo (el ES está cuando tú —el yo individual— no estás; y en realidad tú nunca estás; y el ES siempre ES). Tú no puedes experimentarlo, pero el presente (el ES) puede contemplarse a Sí Mismo.
De hecho, no hace otra cosa eternamente. Ni existe ninguna otra posibilidad.
Es imposible que lo que ES pueda renunciar a ser lo que ES.
La eternidad es inmutable.
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