No importa lo que el mundo parezca hacer, alégrate de que lo siguiente es siempre cierto: la paz siempre depende únicamente de ti mismo, de tu propia decisión de estar en paz siendo uno y amoroso con todo lo que percibes que te rodea.
Es decir: nada externo a ti puede robarte la paz. Tienes derecho a ella porque es lo que eres. Independientemente de las aparentes circunstancias externas, la paz siempre depende de ti. Tú decides si verte como una víctima o simplemente volverte hacia dentro y relajarte en paz.
Sea lo que sea lo que parezca pasar, puedes reírte de ello como de un inofensivo juego si reconoces que ese mundo de conflictos es ilusorio y que lo real es la paz interior que nunca puede separarse de ti. Porque eres la paz y nada puede separarte de lo que eres.
Por tanto, no te dejes llevar por preocupaciones o remordimientos: el futuro y el pasado son imaginarios. Y en el presente encuentras la plenitud y la paz.
Suelta el falso presente (basado en recuerdos y suposiciones, en pasado y futuro) y reconocerás el presente verdadero, la Verdad en la que ya eres eternamente lo que eres. Y entonces disfruta para siempre sin interrupciones de la paz y felicidad que eres ahora y que siempre serás.