El proceso de despertar
—despertar de la dualidad y así reconocer y disfrutar constantemente de la no-dualidad—
es un viaje sin distancia,
porque ya has llegado a Casa,
ya que Dios está siempre despierto
y tu Ser no puede separarse de Él,
dado que tu Ser y el Ser de Dios son Uno y el Mismo.
La iluminación no produce realmente ningún cambio;
es simplemente el reconocimiento de lo que siempre eres.