Desentiéndete de todo lo que no eres y así recordarás lo que eres.
No eres lo que cambia —no eres el cuerpo, la personalidad,
ni las emociones o pensamientos pasajeros.
Lo que en verdad eres no cambia con el tiempo ni el lugar.
De hecho, tiempo y lugar son sólo conceptos ilusorios.
Lo que eres es inmutable y permanece constante en todos los tiempos y lugares.
Eres esa paz sutil que está siempre en el trasfondo;
eres esa constante certeza de existir, siempre presente.
Lo que parece estar en el trasfondo se destaca en primer plano
y finalmente se reconoce como lo único presente
cuando sueltas completamente todo lo pasajero y fugaz.