El universo entero de las formas,
con todos sus mundos fenoménicos y todos sus múltiples seres,
es como una minúscula mota de polvo, si lo comparamos con la inmensidad del Ser.
Conformarse con las formas, y preferirlas antes que la realidad,
es como preferir un plato de lentejas durante medio minuto,
en vez de disfrutar del mundo entero para siempre.
Lo limitado siempre será pequeño y minúsculo comparado con lo ilimitado.
Lo limitado es ilusorio y no es nada, mientras que lo ilimitado es real y lo es Todo.
No te conformes con la pequeñez (el ego y el mundo fenoménico),
pues renunciar a Ser Tú acarrea sufrimiento.
Y no mereces menos que disfrutar lo que eres eternamente: la grandeza y magnitud del Ser.