martes, 19 de marzo de 2019

La vida es inocua

La vida, tal como realmente es, es completamente inofensiva. 
Es totalmente inocua porque es Amor, y el Amor es infinitamente benévolo. 
Sólo da; nunca quita. Sólo ofrece, nunca juzga. Sólo acompaña, pues nunca te abandona, 
ya que el Amor es Uno y nunca se abandona a Sí Mismo. 
Siendo la vida tan bondadosa, tan amorosa como sólo el Amor puede serlo, 
es imposible que jamás sufras daño alguno. No puedes sufrir porque la vida es totalmente inocua. 
Sólo tus creencias pueden llevarte a creer que puedes ser dañado, 
al creer que tu identidad es un cuerpo, en vez de lo infinito. 
De modo que, si tus creencias te producen disgusto, cámbialas y despréndete de ellas, 
porque lo que verdaderamente eres no puede ser dañado, cambiado ni atacado. 
Eres invulnerable e inocuo, por lo que no puedes dañar ni se te puede hacer daño. 
La vida es una, es totalmente inocua y todos sus aspectos resuenan entre sí y se unen conjuntamente para el bien de la totalidad. 
Todos los aspectos del Uno están perfectamente unidos entre sí —como Uno. 
Donde solo hay Uno no es posible que haya conflicto. 
Y como el Uno es infinitamente bondadoso Consigo Mismo, entonces es inocuo, 
por lo que ningún disgusto es posible en el Uno. 
Sólo tus creencias producen el espejismo del disgusto, por lo que se deduce que, 
si percibes disgusto, te libras de tal espejismo soltando tus creencias. 
No puedes cambiar la verdad, porque afortunadamente es inmutable. 
Pero puedes cambiar tus creencias. 
El Uno sigue siendo inmutablemente lo que es, independientemente de tus creencias. 
La realidad es perfecta e inmutable, pero puedes cambiar las ilusiones que te disgustan, 
cambiando las creencias en las que se basan 
y que te hacen creer que la realidad se ha estropeado. 
Es erróneo creer que lo inmutable puede haber cambiado. 
Puedes transformar tus creencias renunciando a las creencias del ego e intercambiándolas 
por las creencias que reflejan la verdad. Estas últimas finalmente desaparecerán también 
cuando hayan cumplido su cometido y estés listo para reconocer la pura Realidad. 
Este proceso —llamado despertar— es inocuo; y la pura realidad es totalmente inocua. 
Sólo Eso es merecedor de brillar en tu experiencia consciente.