No es necesario que te preocupes por nada.
Si no es nada, no existe.
¿De qué preocuparse, entonces?
Nos torturamos con nuestras propias creencias y suposiciones,
todas ellas completamente falsas.
No cedas a la tentación de creer en lo falso
y así te darás cuenta de que siempre has gozado de paz.