Tu identificación con la limitación y con la culpabilidad
produce la apariencia de un mundo fenoménico, lleno de cuerpos limitados.
Identificado con el cuerpo, crees ser el hacedor de las acciones corporales.
Pero como cuerpo —y tú como individuo— no eres el hacedor de nada.
El cuerpo es el símbolo de tu creencia de ser una víctima.
Crees ser una víctima porque crees haberte separado de Dios,
y estar separado de Dios es estar separado de la felicidad de la plenitud.
Como cuerpo pareces ser una víctima, pero no eres un cuerpo:
en el plano ilusorio eres la mente que toma las decisiones.
Esta es la mente que elige entre dormir y despertar,
entre creer en la separación o aceptar la unidad.
Como mente sí eres el hacedor: hacedor de tu destino: dormir o despertar.
La mente tomadora de decisiones es ilusoria también, pero es una ilusión benigna
que te ayuda a desprenderte de la creencia errónea en la limitación/sufrimiento.
Un clavo saca otro clavo, y finalmente ambos clavos son desechados.
La mente tomadora de decisiones es la herramienta que te permite librarte
de tu creencia en la dualidad y el victimismo.
Una vez que ha cumplido su función, la mente tomadora de decisiones se disuelve también,
disolviendo con ella al resto de las ilusiones.
De este modo, la mente se desvanece dando lugar a la Mente pura,
que es lo que siempre hubo y habrá y ES LO QUE ERES.